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TransFormaciones y Fronteras

24 Jun

“Si consigo ver más lejos es porque he conseguido auparme a hombros de gigantes”

Isaac Newton

Para muchos, estamos en el final de la temporada; para otros, estamos en el comienzo de la siguiente. Para muchos, es momento de descansar; para otros, es momento de aprender.

Los Entrenadores estamos a la búsqueda constante de nuevos retos, de nuevos aprendizajes. Como siempre recuerda Xavi, “si no mejoras, empeoras”.

Ese es el desafío constante, permanente, apasionante: aprender para enseñar, enseñar para aprender; mejorar para crecer, crecer para mejorar.

Desde el verano de 2010, no he faltado a una cita indispensable en mi formación, en mi reconexión con lo mejor del género humano, en mi aprendizaje. Es mi cita anual con Manresa, a donde acudo y conecto con gente ExtraOrdinaria, liderados siempre por un referente para mí y para otros muchos que amamos el deporte: Xavi García. Al que no haya ido, no cometeré la torpeza de tratar de explicárselo, hay que vivirlo. Este año tengo el honor de colaborar y participar con TransFormación Deportiva en la formación Entrenador ExtraOrdinario, a cargo de los maestros Xavi García y Ricard Casas. Si realmente estás comprometido con tu aprendizaje, no lo dudes. Aquí encontrarás toda la información.

http://transformaciondeportiva.com/entrenadorextraordinario/

Tras ello, si la salud me lo permite y la espalda me da un respiro, enlazaré con un proyecto ilusionante: Frontera. Frontera nace con la motivación de facilitar un espacio global de aprendizaje a aquellos jóvenes que están cerca de dar EL salto, de luchar por su sueño. Para ello, los jugadores crearán nuevas herramientas tanto en el dominio mental como en la aplicación al juego. Será una mejora integral, significativa, a través de un compromiso en el que el jugador saldrá fortalecido, TransFormado, de manera que le sea más fácil cruzar “LA Frontera”. Ha pasado un tiempo, mucho tiempo, demasiado tiempo, desde la última vez que crucé la Frontera y metí los dos pies dentro del 28×15, de ese universo maravilloso y de todo lo que pasa ahí dentro. Durante este periodo he continuado con mi formación y con ello, con mi TransFormación. Creo que podré ser una versión mejorada de mí mismo, tengo esa confianza. Ha llegado el momento de aplicar ese aprendizaje, esas lecciones que he aprendido durante este tiempo. Para ello, tengo el enorme privilegio de formar parte de un equipo ExtraOrdinario, en lo profesional y en lo personal, unos compañeros de viaje de lujo para poder crecer. Este es mi equipo, “jugaremos” del 9 al 14 de julio en Menorca juntos:

Xavi: es un referente en mi vida actual. Difícil definir y condensarlo todo en pocas líneas. Recurriré a una definición que hice de él en una de las formaciones y que tuve el privilegio de ver publicada en su libro “Diálogos con el Baloncesto”: “Xavi es un líder generoso, entregado y dedicado al dar el 100% de sí mismo para que nosotros podamos acercarnos a nuestro verdadero potencial. Posee una gran creatividad e intuición fruto de su constante afán por aprender y mejorar. Te ayuda a superar los límites, desafiando creencias y fomentando el espacio para el crecimiento personal. Es un líder que te acompaña en el camino. Su impacto transciende”

Ricard: Ricard es pasión, integridad, autenticidad, carisma, honestidad, maestría, aprendizaje, liderazgo, Baloncesto.

Félix: Félix es corazón, talento, entrega, sabiduría, conexión, intuición, esperanza, ilusión, optimismo, futuro.

Dídac: Dídac es creatividad, lealtad, integridad, alegría, equilibrio, devoción, altruismo, generosidad, humildad.

Con este equipo, con estas cualidades, ¿qué mejor compañía se puede pedir?

TransFormaciones y Fronteras, espacios de crecimiento propios y de los demás, espacios de aprendizaje, espacios de autenticidad y amistad.

http://transformaciondeportiva.com/frontera/

Ya queda poco, mi TransFormación está preparada, mi Frontera también. No será la única Frontera que cruzaré este verano.

Es un privilegio que quería compartir.

Gracias a todos.

Saber (y/o) Transmitir

5 Dic

“Una cosa es saber y otra saber enseñar»

Marco Tulio Cicerón (106 AC-43 AC) Escritor, orador y político romano.

Todo Entrenador (definición muy personal en ““E” de Entrenador”), en su formación y aprendizaje continuo, busca “saber más” para “transmitir mejor”. Resulta obvio que el que más sabe y el que mejor transmite lo que sabe es un Entrenador tan ideal como utópico. Ni en el deporte ni en ningún otro aspecto de la vida se puede saber todo ni transmitir a la perfección todo ese conocimiento. En el extremo contrario, nada se puede transmitir si nada se sabe… ¿o sí? Si “se sabe” mucho… ¿es posible no transmitir nada? De aquí la reflexión: ¿cómo equilibrar saber y transmitir?, ¿es necesario equilibrarlos?, ¿por qué?, ¿cuál debe prevalecer sobre el otro? La mejora del rendimiento a través del conocimiento y la comunicación eficaz. No parece tan sencillo…

“Este Entrenador sabe mucho de (Balonc)esto”. ¿Es “esto” una garantía de éxito? Parece claro que no. ¿Se puede saber “demasiado”? ¿Cómo afecta saber “demasiado” a la hora de trasmitir? Un conocido Entrenador confesaba en una de sus charlas que su principal problema era ese, que sabía “demasiado”, basando su autocrítica en la creencia de que no había sabido seleccionar la información a la hora de transmitirla a sus jugadores. Parece entonces que “saber demasiado” incluye no saber algo: seleccionar y transmitir. En otra formación a la que asistí, una persona de gran impacto en mi vida presentaba a un maestro del Baloncesto como alguien que “ha llenado el vaso del conocimiento y ahora ya está en la etapa de sabiduría, ya que ha logrado desprenderse de lo accesorio”. Interesante reflexión: saberlo “todo” para poder tener la capacidad de elegir lo importante y crecer desde ahí, transmitir desde la sabiduría. El fin del proceso, la inteligencia intuitiva, que nada tiene que ver con improvisar, la intuición como final del camino, no como punto de partida. ¿Cuánta música ha de saber un trompetista de jazz para reunirse con un saxofonista y un pianista e “improvisar” una Jam Session?

En el recomendable The Inside Game, de Wayne Embry, este relata la huella que le dejó el mítico Red Auerbach. Según todos los que le conocieron, Auerbach no era el mejor a nivel de conocimientos técnicos o tácticos, pero transmitía un liderazgo que permitía liberar todo el potencial de los jugadores y conseguía que el todo, el Equipo, rindiese por encima de las partes, los jugadores que lo componían. Sí, la famosa química. Auerbach parecía conectar con las necesidades de cada jugador, sabía cómo pulsar las teclas adecuadas, era un gran motivador y su gestión del grupo marcaba la diferencia. Dicen lo mismo de Phil Jackson y qué decir del maestro John Wooden, su huella transciende el deporte. Parece clave en sus trayectorias que “sabían”, pero, sobre todo, “sabían transmitir” y sacar el máximo partido de lo que sabían.

Se dice que los jugadores de mucho talento valoran más a un Entrenador que los comprenda y les haga sentir cómodos por encima de sus conocimientos, mientras los jugadores menos talentosos, esos que llevan colgada la etiqueta de “jugador de equipo”, prefieren un Entrenador que sepa mucho y les ayude a mejorar. ¿Puede ser el mismo Entrenador para ambos casos? Con esta teoría, “saber demasiado” puede ser un problema si se coarta el talento de los jugadores o si estos no tienen capacidad para llevar a la práctica los conocimientos del Entrenador, pero… ¿si no sabe suficiente? En una apasionante conversación entre el Entrenador Jordi Juste y el maestro Xavi García, este respondía al planteamiento de “mucha libertad para el talento individual” con una extraordinaria reflexión:”La libertad viene de saber más o de saber menos? Si es de saber más, bien, porque en cualquier momento tomas el mando…”. Pero… ¿cuánto es suficiente?, ¿cuánto es “demasiado”?

En las categorías de formación, en las categorías de base (de “básicas”, ¿no?) el perfil del Entrenador que sabe “demasiado” también puede ser un problema si trata de lucir todo lo que sabe antes de tiempo y no se sabe adaptar al nivel de los jugadores, pero saber más de lo que se enseña a esos niveles puede resultar clave si ese Entrenador puede visualizar lo que el equipo y el jugador de proyección necesita en cada momento para dar el salto, para estar capacitado para competir no solo en cada etapa sino en la élite. De ahí la importancia de los maestros y los grandes conocedores del juego en estas y en todas las etapas (Félix Bañobre: Entrenador, es un gran ejemplo de lo comentado). ¿Puede un entrenador ayudar a crecer a un  jugador si sabe “poco”? No hablamos de transmitir pasión por el juego, valores, espíritu de equipo…eso es imprescindible independientemente del nivel de conocimiento que se tenga. Hablamos de cómo ayudar a un jugador y a un equipo a mejorar su juego, hablamos del método de enseñanza y, lo que es más importante, del proceso de aprendizaje.

Transmitir todo lo que se sabe no parece tan importante como seleccionar cómo y qué transmitir de entre lo que se sabe. Transmitir desde la emoción, desde la autenticidad, desde la empatía también es sin duda imprescindible como conexión y vínculo con el Equipo. Transmitir desde ahí complementa y equilibra el conocimiento. Liderar desde ahí: creo que ese es uno de los mayores retos del Entrenador.

«E» de Entrenador

24 Ago

 

Hoy nos salimos de la línea habitual de atodapista28x15, vaya usted a saber por qué, para reflexionar sobre el Entrenador. Se expondrá en 3ª persona, aunque los que somos Entrenadores (o entrenadores, quién sabe…) moriremos Entrenadores ejerzamos o no. Jugando con la “E” de Entrenador me han venido a la mente estas reflexiones, totalmente personales y subjetivas, por supuesto.

Entrenador: ya es de por sí una palabra grande y completa. No creo que le haga falta apellido: profesional, superior, amateur, principal, ayudante, asistente…Ninguna combinación de Entrenador con los adjetivos mencionados la mejora. Un Entrenador es un Entrenador.

Entrenamiento: al Entrenador le apasiona entrenar, el entrenamiento es la base de todo. Al jugador le gusta jugar, la etimología es obvia. El Entrenador convence al jugador de la importancia del entrenamiento, rompe la barrera entre entrenar y jugar, hace que se fundan a través de unos valores que trataremos de exponer. Sin embargo, al entrenador le gusta más lo de fuera de la cancha y le gusta más dirigir y jugar que entrenar. Al Entrenador le apasiona el proceso y el resultado solo si es consecuencia del primero. Al entrenador le apasiona el resultado.

Siguiendo con el juego, busquemos conceptos relacionados con el Entrenador que empiecen por la “e”. En orden alfabético:

Ego: concepto para un debate muy profundo. El ego está ahí, en todas las facetas de la vida y quizás aún más presente en la faceta de Entrenador. Habrá teorías para todos los gustos. Habrá quien piense que el ego es necesario e imprescindible para alcanzar el máximo potencial de cada uno. Tener el ego bajo control es uno de los mayores retos del Entrenador. Liderar desde ahí no parece fácil. El Entrenador lo consigue.

Ejemplo: liderar con el ejemplo es para mí una condición indispensable del Entrenador. No hay otro camino, no hay atajos, no hay, afortunadamente, alternativa. Solo desde el ejemplo se puede tener credibilidad.

Emoción: el Entrenador transmite su emoción por lo que hace, su pasión, su entusiasmo. Solo desde la autenticidad de la emoción se puede transmitir el privilegio de ser Entrenador.

Empatía: concepto clave para el liderazgo de grupos. Solo a través de la empatía puede el Entrenador ayudar a cada jugador y al equipo a alcanzar su máximo potencial. El Entrenador se acerca a él, incluso lo consigue.

Enseñanza: este es un concepto profundamente arraigado en la esencia del Entrenador, pero el Entrenador se basa en el aprendizaje, sin él, no hay enseñanza. El entrenador puede enseñar, el Entrenador enseña porque aprende. Hay mucha diferencia entre las distintas maneras de enseñar lo que sabe (o no sabe)

Entorno: concepto que me resulta complicado analizar, por ello, recurriré a preguntas. ¿Debe ser el Entrenador independiente del entorno?, ¿Puede serlo?, ¿quién se relaciona mejor con el entorno, el Entrenador o el entrenador?, ¿depende el Entrenador del entorno? ¿depende el entrenador del entorno?, ¿qué es realmente el entorno?, ¿qué importancia tiene en el desarrollo del Entrenador? ¿y del entrenador?, ¿en qué medida contribuye un buen o mal entorno en el desempeño del Entrenador?

Entrega: relacionado con la emoción y el entusiasmo ya comentados. El Entrenador se entrega a su pasión, se vuelca, busca su 100%, disfruta del proceso, se implica, se involucra y solo así consigue que su equipo también se entregue. El ejemplo desde la autenticidad es clave. El Jugador sabe cuando un Entrenador se entrega de corazón y cuando un entrenador no, faltaría más.

Estilo: aquí podríamos incluir estilos de liderazgo, de relación con el grupo, de juego, señas de identidad que permitan al Entrenador una coherencia en su forma de actuar.

Estrategia: sin duda una de las partes más apasionantes. Aquí entran en juego las tácticas, la metodología, la planificación, ese trabajo intelectual tan apasionante de todo Entrenador. El análisis, el diseño, la búsqueda de soluciones, el análisis de los qué, cómo, por qué, cuándo, para qué. Esos momentos de creatividad son mágicos. Todo Entrenador disfruta de la plenitud de ese estado.

Ética: con la Iglesia hemos topado. Debate y controversia sin fin en este punto. Todos tenemos nuestro propio criterio. El mío es que aquí es tal vez donde más se diferencia el Entrenador del entrenador.

Evolución: el Entrenador está en continuo aprendizaje, contribuye a que el juego evolucione, busca nuevas vías para el desarrollo de su vocación. El estudio del juego es parte inherente del Entrenador. Un alumno y jugador me escribió una vez en una redacción: “no me gusta estudiar, pero me gusta aprender”. El estudio del Entrenador tiene como fin el aprendizaje. De ahí viene la evolución.

Excusas: otro punto de diferenciación entre Entrenadores y entrenadores. La autocrítica bien encauzada que ayuda al Entrenador a crecer contra el impermeable de las excusas del entrenador.

Experiencia: ¿es lo mismo un Entrenador con experiencia que un entrenador con experiencia?, ¿es lo mismo un Entrenador sin experiencia que un entrenador sin experiencia?, ¿es lo mismo un Entrenador sin experiencia que un entrenador con experiencia? “Este Entrenador (o entrenador) tiene experiencia en la categoría”, un clásico, no? Para mí la diferencia es que un Entrenador puede ser experto con o sin “experiencia” (podríamos nombrar casos en la ACB más o menos recientes de Entrenadores contratados sin “experiencia” en la categoría y que han tenido un gran éxito). Seguro que la experiencia hace mejor al Entrenador, pero… al entrenador?

Éxtasis: no creo que se pueda vivir esa sensación de la misma manera siendo Entrenador que entrenador. Ese momento inolvidable de completa realización, ese breve instante de felicidad plena antes de seguir el camino.

 

Solo son ejemplos, solo son reflexiones a partir de la “E” de Entrenador, un intento de dignificar algo tan grande como “ser Entrenador”. Al final he descubierto el por qué de este análisis.

No sé bien la parte que he sido de Entrenador y de entrenador, quiero pensar que ha habido mucho más de la primera. Si sé cómo podría ser ahora o en el futuro. Con “E”, de Entrenador.

Oλυμπιακός Invictus, por Diego García

13 Jun

En atodapista28x15 nos solemos centrar en lo tangible, en lo concreto. Hoy, un mes después de la consecución de la Euroliga por parte de Olympiacos en un final inolvidable, nos adentramos en el apasionante mundo de la faceta mental, punto clave para poder obtener el máximo rendimiento de nuestro potencial. El trabajo en equipo, que a todos los entrenadores nos apasiona, tiene aquí profundas raíces, destila valores y actitudes a conseguir, fundamentales para el éxito del colectivo.

Para ello, contamos con la colaboración de Diego García, ex jugador de baloncesto, entrenador y amigo. Diego es licenciado en Psicología por la Universidad de Oviedo, con Master en “Psicología del Deporte y de la Actividad Física” y obtuvo el premio “Isabel Blanco” al mejor trabajo de Psicología aplicado al deporte, por la UNED en 2009. Asimismo, colabora con la Federación Asturiana de Baloncesto (FBPA) en cursos de formación de entrenadores.  Amante del baloncesto y de la importancia del aprendizaje y la cohesión grupal, se forma continuamente para a su vez poder formar a los demás. De su entrega y generosidad podemos aprender en esta entrada:

Tras una reducción drástica de su presupuesto y la salida de las grandes figuras del equipo, la temporada se presentaba austera para Olympiacos, en todos los sentidos.

Hay una serie de variables que han marcado la presencia del equipo en la F4:

  • Eliminar Montepaschi =Presencia en F4 = éxito por sí mismo = jugar sin presión.
  • Acostumbrados toda la temporada a trabajar al 100% cada partido, toda la plantilla. Gran esfuerzo y cohesión grupal.
  • Conocimiento de sus posibilidades: recursos y limitaciones. Gran confianza de grupo.
  • Roles bien definidos y asumidos por los integrantes de la plantilla.
  • Equipo bien estructurado: Spanoulis líder solidario.

Podemos ejemplificar esto último en una serie de jugadores:

  • Spanoulis: auténtico líder. Resuelve, pero también genera para los demás, da confianza y seguridad al resto de compañeros.
  • Papanikolau: ambición. Excelente bajo presión, aporta agresividad y energía a los demás.
  • Mantzaris: gran papel defensivo, ejemplifica el trabajo en equipo, el esfuerzo.
  • Keselj: de gran promesa a aceptar un rol secundario. El colectivo por encima de las individualidades.
  • Dorsey: de reemplazo en Caja Laboral a identificación con el nuevo equipo. Rápida adaptación para un rol principal. Carácter e intimidación.
  • Printezis: tras temporadas grises como supuesto líder, se encuentra cómodo sin asumir toda la responsabilidad, ha recuperado la autoconfianza.

Comentamos ahora los momentos cruciales del partido final.

Perdiendo prácticamente por 20 puntos a finales del 3er cuarto, Ivkovic decide mandar al banquillo al líder del equipo, Spanoulis, y a otro de los puntales ofensivos, Papanikolau. Otorga toda la responsabilidad a los secundarios del equipo, los que ejemplifican la dureza, el sacrificio, el trabajo en equipo, con Mantzaris ejerciendo de líder defensivo. A pesar de los errores y el resultado, no abandonan el plan previsto, aumentan la agresividad defensiva y consiguen reducir la desventaja. Gran persistencia.

Tras la vuelta de Papanikolau y, sobretodo, Spanoulis, el equipo gana en confianza. El equipo juega con seguridad, cometen errores, pero siguen adelante. Tienen una gran cohesión, como se puede observar en cada celebración de algún robo de balón, falta o canasta. Tienen una muy buena comunicación entre ellos, con continuas muestras de afecto.

Los últimos minutos son un ejemplo de la diferente respuesta bajo presión de ambos equipos. Olympiacos muy agresivo, con gran confianza y concentración, jugando con la misma estructura, sin grandes cambios a pesar de los errores. Muy cohesionados, cada acción es celebrada y recompensada por los compañeros. Un buen ejemplo de todo esto es Papanikolau, que incluso hizo el mejor partido del año en la final, y con gran protagonismo en los minutos finales.

En cambio, CSKA con pérdida de concentración, ejemplificado en pérdidas de balón y precipitación en momentos cruciales, con jugadores intentando solucionar de manera individual.

Vemos el último minuto de partido, a través del nuevo prisma de ver los estados de ánimo, la confianza, la unión, el deseo, el lenguaje no verbal…

La celebración de todo el equipo griego unido al final refleja todo esto que hemos comentado.